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13 noviembre, 2010

mientras más lo pienso.


Me dispongo a escribir y de todas las ideas y pensamientos que revolotean en mi cabeza, nada, absolutamente nada tiene la forma correcta para dibujar y plasmar lo que estoy sintiendo.

Esta tarde me han avisado de la muerte de alguien cercano. Me he petrificado. En un instante toda la vida puede cambiar y dar ese giro que nadie desea. Pienso en ella, la viuda ahora, y no quisiera estar en sus zapatos en este momento, siendo una pareja muy unida por años, deberá comenzar ahora a vivir los días sin la presencia de su compañero de tantos años. Se me hace el nudo en la garganta y la piel se me eriza. Nuevamente la vida me hace caer en cuenta que en cualquier instante la vida se acaba sin que lo esperemos y mucho menos lo deseemos.

Antes de ello, estaba tratando de asimilar que tú no estarías hoy conmigo; que el día te amaneció mal y con nubarrones y por lo tanto no puedes abrir la puerta para que comparta contigo la butaca del silencio, siempre te escondes y te envuelves en la manta de la soledad y la idea obstinada de que no hay nada que compartir en estas situaciones.
Hoy te he necesitado mucho, hoy hubiese querido que me abrazaras y que yo pudiese sentir que aun respiras...tengo miedo.

Me he sentado a la puerta y medito en el romance y la locura del juego de cortejo entre dos que no se atreven a abandonar su pasado del todo...me da envidia a veces, cuando recuerdo los tiempos en que tú solías cortejarme...todo era hermoso, todo era brillante y todo era con el fin de hacerme sentir la persona más importante del planeta. Ahora todo es más tranquilo y te has acostumbrado a tener, por eso no tienes miedo de perderme...pero...el miedo lo tengo yo.

Como quisiera deshacer ese pasado que no te deja caminar seguro y construir para ti un tiempo nuevo sin esos dolores. Pero no puedo. Yo tan solo he llegado a tu vida en un momento extraño en donde nada me pertenece. Llegué tarde, pero el sentimiento es grande y me hace quedarme cada noche contigo.

Hoy ha muerto una persona querida y eso me ha hecho sentir miedo. Miedo de perderte.
No podría.

1 comentario:

Ana A. dijo...

Se puede, siempre se puede.

:(


Un abrazo.